1 de octubre de 2015

Gritar o no gritar

Hace unos días que corre por la red un vídeo más que interesante, que viene de la mano de Sport Science, y pretende demostrar con hechos si es mejor un entrenador de esos que se pasan el entreno gritando con mala cara (intimidación), o por el contrario, tienen mejor efecto los entrenadores que se mantienen calmados y con una actitud paternal hacia los jugadores (refuerzo positivo).

Como veréis en el vídeo que os cuelgo a continuación, el experimento se recrea con un jugador que tira 10 tiros libres, y posteriormente se extrapola con los resultados a largo plazo que han obtenido dos entrenadores de estilos muy diferentes, como son Bobby Knight (duro e intimiedante) y Coach K (cuidadoso y comprensivo). Veamos el vídeo!!





1.- REFUERZO POSITIVO


Tiros libres: El jugador consigue un 7 de 10 (70%)

Coach K: En los últimos 5 años, sus jugadores han obtenido un porcentaje del 68% en tiros libres, y han ganado el 45% de los partidos que se han decidido por 3 puntos o menos.


2.- INTIMIDACIÓN


Tiros libres: El jugador consigue un 8 de 10 (80%)

Bobby Knight: En los últimos 5 años, sus jugadores han obtenido un 71% desde tiro libre, y han ganado el 66% de los partidos que se han decidido por 3 puntos o menos.


3.- RESULTADOS


Si nos quedamos con los datos de los 2 entrenadores profesionales en cuestión, surge la siguiente tabla:



Es verdad que un 3% en baloncesto puede ser algo decisivo, puesto que mucho partidos se deciden por 1 punto, pero habría que ver que tipo de jugadores tiraban, bajo que nivel de cansancio, etc. Sin embargo, una desviación del 21% de diferencia en partidos igualados, si me parece un dato relevante, independientemente del equipo, de los jugadores o de las situaciones de partido.


4.- ANÁLISIS

 
Recuerdo haber dicho varias veces esta frase a mis jugadores:

"No espereis que yo me ponga a gritar, porque no lo voy a hacer. Si quereis sacar adelante el entreno, tendreis que hacerlo vosotros sólos"

Obviamente, los jugadores suelen reaccionar bastante bien. Al fin y al cabo es un toque de atención como cualquier otro, pero con un fondo mas persuasivo.

También hay entrenadores que se ponen a gritar, hasta que meten a los jugadores en el estado de tensión que se necesita para hacer un buen entreno o partido. Y tambien les funciona...

Entonces, donde está la clave?




En el experimento de los tiros libres, y como buena "americanada" que es, los dos perfiles de entrenadores están exagerados. El primero, el del refuerzo positivo, no le corrige ni una sola vez la mecánica, y todos sabemos que si no se corrige no se mejora. El segundo, no hace más que corregirle de malas maneras, sin ningún premio verbal (y eso que mete 8 de 10).

Ni podemos estar todo el día criticando, ni podemos estar todo el día animando, de lo contrario los jugadores se habituan y se pierde el efecto sorpresa. Además, no todos los jugadores perciben estas señales de la misma forma, así que cada grupo de jugadores tendrá un baremo diferente.

Resumiendo. La clave de un buen entrenador es mantener un buen nivel de tensión día a día, mezclando una de cal con una de arena, y guardarse un as en la manga para situaciones decisivas, como puede ser un final de partido ajustado, una derrota dolorosa, etc.

Es el arte de la empatía en su máxima expresión. Saber cómo se sienten los jugadores y qué necesitan en cada momento. Pero no busqueis ningún secreto mágico porque no existe!! Cada uno tendrá más o menos facilidad, pero sólo los años, los buenos consejos y la experiencia propia nos darán un desarrollo tangible en esta faceta, que hoy más que nunca, hay que dominar a la perfección.


5.- REFLEXIÓN FINAL


Me surgen muchas dudas con este tema, sobre todo en lo que a baloncesto formativo se refiere.

Es cierto que el entorno, las familias y la educación han cambiado tanto que nos tenemos que adaptar sí o sí. He visto a clubs que han echado a grandes entrenadores, sin pestañear, por gritar más de la cuenta a unos tíos de 16 años, con su barba, su moto, sus novias... y sus padres. Poco importa que lo hagamos por su bien, como queda demostrado en el vídeo. Si el entorno no lo acepta, hay que adaptarse y asumir las consecuencias (peor rendimiento en momentos clave).

Sin embargo, y dado que el resultado debería ser algo secundario en formación, se me ocurre que tambien puede ser constructivo dejarles solos en algún momento complicado. Sentarnos en el banquillo y esperar a que pase lo que tenga que pasar, con la idea de reflexionarlo en el próximo entreno. Pasaremos un mal rato y algunos padres tambien cuestionarán esta postura, pero los jugadores verán los malos resultados y eso puede ser una buena lección.

No tenemos que olvidar que los entrenadores somos como somos, y el aprendizaje consiste en ser cada día un poquito mejores, pero no diferentes, porque no se puede.

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