Posteriormente, Manu Ginobili, otro jugador con esas mismas tres características, evolucionó el gesto técnico para convertirlo en un recurso táctico, atacando el cambio defensivo en los bloqueos directos con un latigazo y una potencia en el tronco inferior que lo hacen imparable ante un defensor grande y lento. Quién sabe si fue idea de Manu Ginobili o de Greg Popovich.
Últimamente hemos podido encontrar un par de jugadores más que también utilizan este recurso de forma habitual en la mejor liga del mundo, y que le han dado una vuelta más. Kyrie Irving y Chris Paul atacan el cambio defensivo que se produce en los bloqueos lejanos y en los back picks centrales, contra defensores que no salen más allá del perímetro. En el cara a cara contra el grande, el látigo les proporciona un espacio suficiente para el tiro de media distancia.
Debemos enseñar el látigo en baloncesto formativo?
Este recurso exige mucho a nivel físico y a nivel técnico, y quizás muchos jugadores no estén preparados para llevarlo a cabo en partido o situación real de juego, pero desde luego es un movimiento que gusta aprender, tiene algo de magia. Y si eso engancha al jugador, ya tenemos un motivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario